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sábado, 1 de agosto de 2009

Todo, todo...

Todo es capaz de ser quemado, aquellos recuerdos, aquel lecho sobre el que alguna vez descansaste o caminaste, pero quizá las llamas no son signo de destrucción ni nos quieren indicar la fragilidad de algún elemento. El fuego también puede condensar algo grande y hacerlo peqeuño, del tamaño del polvo o de cenizas, y si todo lo que tengo atrás es quemado, por seguro que no se lo llevará el viento.
No dejaré que vueles como si fueras una cometa en una tempestad...

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