Maldita noche

Entrar en ese lugar era como entrar en esas típicas habitaciones de motel, aún se podían ver toallas y sábanas enredadas, con una taza de café derramándose sobre una alfombra de color beige, se podía oler a tostada quemada y ese resabor que deja la mermelada de fresa por encima, se podía percibir también ese olor a sexo ya enfriado después de cocinarse toda una noche a fuego lento.
Y cercano al suelo un cuerpo sin vida, seguramente el mío, cosido a balazos por momentos de la vida, de los cuales el miedo al perdón o al arrepentimiento habían conseguido penetrar la piel y alcanzar un torso que al fin y al cabo no es más que un pecho normal, común a cualquier persona y hecho del mismo material...

Y a la mañana

No estaba a mi lado, después de aquella mágica noche, de pasión, de dulzura y de romántico desenfreno que llevó a la extenuación como ligera premonición al sueño, un gran sueño, una gran noche.
Miré hacia un lado, nada, miré hacia el otro...allí estaba, quieta, con sus ojos clavados en mí, en un momento desvió la mirada, con su cuerpo al descubierto y su fina espalda hipnotizándome. Era una situación extraña, estábamos conectados después de esa noche, ella miraba la ventana, a mí me gustaba verla serena. Creo que mi felicidad residía en esa habitación, con ella, con ese olor a semiazufre, y con la tranquilidad que me transmitía observarla mientras escuchaba con sus ojos el sonido de la gran ciudad...

Fuerza gravitatoria

Me alegra no tener que estar al tanto de tener que saltar para recoger una moneda que se me cae, de no tener que taparme la cara para no mancharme la cara con el helado que se me derrite...Aunque no logro entender porqué los mejores momentos, las ideas, los recuerdos y las palabras más bonitas se escapan hacia nadie sabe donde.
Me gustaría ponerme de rodillas para recuperar alguna de esas cosas, recogerlas y volver a vivirlas, aunque solo fuera por tan sólo una vez más.
En ocasiones la fuerza de la gravedad no es lo suficientemente fuerte como para que puede recoger detalles de nuestra vida que forman parte del pasado, pero también parte de nosotros.

Cansado

Más llevadero el físico que el espiritual, sensación de pesadez muscular no es equiparable a la rutina, abrir los ojos puede ser más fácil que mirar hacia el lado distinto por miedo a la inseguridad.
Y es que el ejercicio del cuerpo supone una explosión bioquímica de sustancias y hormonas recuperables en un cierto y breve lapso de tiempo.
En el modo intelectual, la neblina nos hace perdernos en un bosque de dudas, en el encierro en una jaula de mentiras de puertas bien conocidas, y con el chirrido de la puerta que una vez tras otra es abierta y cerrada por las manos de la costumbre, con ese aire apático de controladora...

No, quiero

Puede que tan solo en este momento de mi vida, o porque me de miedo pensar que haya sido así siempre, creo que no se querer, o que sí se hacerlo, pero con alguien nada más...conmigo mismo. Lo siento en todos los aspectos, pero solo me quiero a mí mismo, en todos los ámbitos, y hasta que no consiga conquistarme...no podré querer a nadie más